Cuchulain de Muirthemne

Su jefe era un hombre alto y de aspecto orgulloso, acostumbrado a dar órdenes; con los cabellos rubios y rizados, y la barba rubia y partida, y el rostro rubicundo y agradable, y unos ojos azules que daría miedo mirar. Llevaba un manto carmesí de cinco pliegues, y un alfiler de oro sobre el pecho, y junto al cuerpo una camisa blanca entretejida de hilos de oro.» —¿Quién era ese hombre, Fergus? —dijo Ailell. —Era Conchubar, hijo de Fachta y de Ness, Gran Rey del Ulster.

Cuchulain de Muirthemne

Por aquel tiempo vino un día la Morrigu a ver si le curaba sus heridas, porque sólo por su propia mano se podían curar las que él hacía. Y tomó la apariencia de una vieja que estaba ordeñando una vaca con tres ubres. Pasaba por allí Cuchulain, y tuvo sed; y le pidió de beber, y ella le dio la leche de una ubre. «A la salud de quien lo da», dijo él, y con eso se le curó a ella el ojo herido. Después le dio leche de otra ubre, y él dijo las mismas palabras; y después le dio la leche de la tercera ubre. «Toda la bendición de los dioses, y de la gente del arado, sea sobre ti», dijo él. Y con eso sanaron todas las heridas de la Gran Reina.

Cuchulain de Muirthemne

Por entonces vinieron los arpistas de Cainbile al campamento de Maeve, y tañeron sus arpas mágicas; pero los hombres de Irlanda pensaron que quizá vinieran como espías, y los expulsaron del campamento, y fueron tras ellos hasta la gran piedra de Lecmore. Pero cuando ya creían alcanzarlos allí, los arpistas tomaron forma de ciervos, y se fueron. Y fue aquel mismo día cuando Cuchulain, de dos tiros de honda, mató a la marta y al pajarillo amaestrado que tenía Maeve sobre sus hombros

Escohotado, Historia universal de las drogas

Si buscamos un factor común a las muy diversas instituciones de los pueblos antiguos, puede considerarse permanente «el temor universal a la impureza (miasma) y su correlato, el deseo universal de purificación ritual (katharsis)», de acuerdo con los precisos términos de un filólogo[5]. Junto a ese temor y deseo reina de modo prácticamente hegemónico la idea de la enfermedad como castigo divino, manifiesto en términos como el asirio shertu, que significa simultáneamente dolencia, castigo y cólera divina

Cuchulain de Muirthemne

. La casa en la que entraron tenía fama de grandeza, pero la hallaron en ruinas. Había en ella cien mesas de plata blanca, y trescientas de latón, y trescientas de bronce blanco. Y había treinta vasijas con plata pura de España en los bordes, y doscientas aliaras ornadas de oro o de plata, y treinta copas de plata, y treinta copas de latón, y en las paredes había colgaduras de lino blanco con maravillosas figuras bordadas

Cuchulain de Muirthemne

Partió entonces Conchubar, y con él iba Cathrach Catuchenn, una reina de gran nombre, que por amor a Cuchulain había venido del país de España a Emain; y salió entonces con el ejército de Conchubar

Cuchulain de Muirthemne

Y dijo Maeve: «Juro por los dioses por los que jura mi pueblo, que no me acostaré sobre plumas, ni beberé cerveza roja ni blanca, mientras no vea luchar a esos dos toros delante de mis ojos.»

Cuchulain de Muirthemne

¿Me dais a vuestra hija? —dijo. —Te la daremos si tú nos das la dote que pedimos —dijo Ailell—, y que es ésta: sesenta caballos tordos con bocados de oro, y doce vacas que den leche, y con cada una de ellas una ternera blanca de orejas rojas; y que vengas con nosotros, con todas tus fuerzas y todos tus músicos, siempre que vayamos a la guerra en el Ulster.

Cuchulain de Muirthemne

Pero Cuchulain se quedó atrás, entreteniendo a las mujeres del Ulster con sus proezas. Hizo nueve proezas con manzanas, nueve con lanzas y nueve con cuchillos, sin dejar que ninguno tocase con otro. Y tomó ciento cincuenta agujas de las mujeres, y las tiró al alto, una tras otra, de modo que cada una entró por el ojo de otra, y así quedaron todas unidas. Luego le devolvió a cada mujer su aguja en su propia mano

Yeats, introduccion a Cuchulain

Con sólo que contemos estas historias a nuestros hijos, la Tierra empezará de nuevo a ser una Tierra Santa, como era antes de que los hombres dieran sus corazones a Grecia y Roma y Judea. Cuando yo era niño no tenía más que subir al monte que había detrás de la casa para ver una serranía larga, azul y quebrada a lo largo del horizonte, hacia el sur. ¡Qué belleza me perdí, qué hondura de emoción me falta quizá todavía, porque nadie me dijo, ni siquiera los capitanes mercantes que lo sabían todo, que al otro lado de aquella serranía larga, azul y quebrada estaba Cruachan de los Encantamientos

Yeats, introduccion de Cuchulain

También los poetas irlandeses tenían, quizá, algo parecido a una sanción sobrenatural, pues un poeta principal tenía que conocer no sólo innumerables clases de poesía, sino también el arte de mantenerse en trance durante nueve días

Cuchulain de Muirthemne, Lady Gregory

También se encuentra un estudio crítico de éste y los restantes ciclos irlandeses en la Literary History of Ireland del Dr. Douglas Hyde. Los tuatha de danaan o sidhes, tantas veces mencionados, eran la raza divina, el pueblo de los dioses de Dana, que vencieron a los fomores, los poderes de las tinieblas, y a sus ayudantes los firbolg, en la batalla de Magh Tuireadh, y fueron los amos de Irlanda hasta ser a su vez conquistados por los hijos de los gael o celtas, bajo el mando de los Hijos de Miled. Entonces se hicieron invisibles, y se retiraron a habitar los montes y los raths o castros fortificados. La Morrigu era su diosa de las batallas, y Angus Og, Hijo del Dagda, su dios de la juventud y del amor; Lugh, el Maestro de muchas Artes, era su Hermes y su Apolo, y Manannan, Hijo de Lir, su Dios del Mar, o, según algunos, el mar mismo

Cuchulain de Muirthemne

Hubo un tiempo en que Adhna fue el poeta mayor de allí, y, cuando murió, Athairne fue nombrado poeta mayor del Ulster en su lugar. Pero Neidhe, hijo de Adhna, volvió de Alban con esperanzas de ser nombrado poeta mayor. Fueron las olas del mar, al romper en la orilla donde estaba, las que le dieron la nueva de la muerte de su padre. Y cuando llegó a Emain, fue al palacio y se sentó en el sitial del poeta mayor, que halló vacío; y se envolvió en el manto del poeta mayor, que estaba allí tirado, y que estaba ornado de bellas plumas de ave. Entonces entró Athairne y le encontró allí, y se pusieron a disputar en el lenguaje de la poesía; y Conchubar y todos los jefes del Ulster vinieron a escucharlos, y algunos de los otros poetas se unieron a la disputa

Cuchulain de Muirthemne

Entonces le fue otorgada a Cuchulain la jefatura de los jóvenes del Ulster, de los guerreros, los poetas, los trompeteros, los músicos, los tres flautistas, los tres bufones que decían palabras acerbas; los tres repartidores de fama. De ellos habló el poeta, y dio sus nombres y dijo: «Los jóvenes de Irlanda, cuando estaban en la Rama Roja, eran los mejores anfitriones.»

Cuchulain de Muirthemne

Juro por los dioses por los que jura mi pueblo —dijo el niño— que no les quitaré la mano de encima hasta que se hayan puesto bajo mi protección, al igual que me he puesto yo bajo la suya.