Gibbon, Historia de la decadencia y caida del imperio romano

El plazo de diecisiete siglos nos ha enseñado a no pegarnos tanto al misterioso lenguaje de las profecías y la revelación; pero mientras, por sabios propósitos, se le permitió a este error subsistir en la Iglesia, produjo los más saludables efectos en la fe y la práctica de los cristianos, que vivían en la ansiosa expectativa del momento en que el mismo globo, y todas las diversas especies de la humanidad, temblaran ante la aparición del Juez divino