Yeats, introduccion a Cuchulain

Con sólo que contemos estas historias a nuestros hijos, la Tierra empezará de nuevo a ser una Tierra Santa, como era antes de que los hombres dieran sus corazones a Grecia y Roma y Judea. Cuando yo era niño no tenía más que subir al monte que había detrás de la casa para ver una serranía larga, azul y quebrada a lo largo del horizonte, hacia el sur. ¡Qué belleza me perdí, qué hondura de emoción me falta quizá todavía, porque nadie me dijo, ni siquiera los capitanes mercantes que lo sabían todo, que al otro lado de aquella serranía larga, azul y quebrada estaba Cruachan de los Encantamientos