What are the Social and Political Underpinnings of Permaculture? – The Permaculture Research Institute

“In our age there is no such thing as ‘keeping out of politics.’ All issues are political issues….” This quote from George Orwell still rings true today and even more so if you’re trying to ‘over grow the system’. Like many before me, and as is likely to be after, I came to permaculture via a general disdain for our current system, a feeling of frustration at the general lack […]

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Bretemas, no Dia da Patria

Xaora, a desunión e o seitarismo cainita é unha doenza crónica do nacionalismo contemporáneo que os membros da Xeración Erga vimos practicando e sufrindo dende hai corenta anos.

siembra de verano

Donde la patata, albahaca y cardos

Tras los tomates, guisantes

Junto al pimiento, calendula

Donde dice rabanitos, acelgas

Donde dice melon, lechuga y borraja

Historia del siglo XX – Eric Hobsbawm

alemana ratificada con el rearme de Alemania. Lo mejor que los franceses podían hacer era vincular los asuntos de Alemania Occidental y de Francia tan estrechamente que resultara imposible un conflicto entre estos dos antiguos adversarios. Así pues, los franceses propusieron su propia versión de una unión europea, la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (1951), que luego se transformó en la Comunidad Económica Europea o Mercado Común Europeo (1957), más adelante simplemente en la Comunidad Europea, y, a partir de 1993, en la Unión Europea.

Historia del siglo XX – Eric Hobsbawm

Sin embargo, los Estados Unidos simplificaron las cosas en dos de los antiguos países enemigos, Japón e Italia, al crear lo que venía a ser un sistema permanente de partido único. En Tokio, los Estados Unidos impulsaron la fundación del Partido Demócrata-Liberal (1955), y en Italia, al insistir en la exclusión total del poder del partido de oposición natural porque daba la casualidad de que eran los comunistas, entregaron el país a la Democracia Cristiana, con el apoyo suplementario, según lo requiriera la ocasión, de una selección de minipartidos: liberales, republicanos, etc

Historia del siglo XX – Eric Hobsbawm

La amenaza de guerra constante generó movimientos pacifistas internacionales, dirigidos fundamentalmente contra las armas nucleares, que ocasionalmente se convirtieron en movimientos de masas en parte de Europa, y que los apóstoles de la guerra fría consideraban como armas secretas de los comunistas. Los movimientos en pro del desarme nuclear tampoco resultaron decisivos, aunque un movimiento antibelicista en concreto, el de los jóvenes norteamericanos que se opusieron a ser reclutados para participar en la guerra de Vietnam (1965-1975), demostró ser más eficaz. Al final de la guerra fría, estos movimientos dejaron tras de sí el recuerdo de una buena causa y algunas curiosas reliquias periféricas, como la adopción del logotipo antinuclear por parte de los movimientos contraculturales post-1968, y un arraigado prejuicio entre los ecologistas contra cualquier clase de energía nuclear

Historia del siglo XX – Eric Hobsbawm

Entre los países democráticos, sólo en los Estados Unidos se eligieron presidentes (como John F. Kennedy en 1960) para ir en contra del comunismo, que, en términos de política interna, era tan insignificante en el país como el budismo en Irlanda.

Historia del siglo XX – Eric Hobsbawm

Moscú no podía permitirse, ni siquiera a cambio de la ayuda económica que necesitaba desesperadamente y que, en cualquier caso, los norteamericanos no querían concederles, con la excusa de que se les había «traspapelado» la petición soviética de un crédito de posguerra, presentada antes de Yalta

Historia del siglo XX – Eric Hobsbawm

rompieron los lazos existentes entre el islam, el estado y el derecho. Sin embargo, como lo confirma una vez más la historia reciente, la movilización de las masas se podía conseguir más fácilmente partiendo de una religiosidad popular antimoderna (el «fundamentalismo islámico»). En resumen, en el tercer mundo un profundo conflicto separaba a los modernizadores, que eran también los nacionalistas (un concepto nada tradicional), de la gran masa de la población

Historia del siglo XX – Eric Hobsbawm

Las condiciones óptimas para el triunfo de esta ultraderecha extrema eran un estado caduco cuyos mecanismos de gobierno no funcionaran correctamente; una masa de ciudadanos desencantados y descontentos que no supieran en quién confiar; unos movimientos socialistas fuertes que amenazasen —o así lo pareciera— con la revolución social, pero que no estaban en situación de realizarla; y un resentimiento nacionalista contra los tratados de paz de 1918-1920. En esas condiciones, las viejas elites dirigentes, privadas de otros recursos, se sentían tentadas a recurrir a los radicales extremistas, como lo hicieron los liberales italianos con los fascistas de Mussolini en 1920-1922 y los conservadores alemanes con los nacionalsocialistas de Hitler en 1932-1933.

Historia del siglo XX – Eric Hobsbawm

Lo que les dio la oportunidad de triunfar después de la primera guerra mundial fue el hundimiento de los viejos regímenes y, con ellos, de las viejas clases dirigentes y de su maquinaria de poder, influencia y hegemonía. En los países en los que esos regímenes se conservaron en buen estado no fue necesario el fascismo

Historia del siglo XX – Eric Hobsbawm

Para la mayor parte de los políticos, la verdadera amenaza no residía tanto en los partidos socialistas obreros, cuyos líderes eran moderados, sino en el fortalecimiento del poder, la confianza y el radicalismo de la clase obrera, que daba a los viejos partidos socialistas una nueva fuerza política y que, de hecho, los convirtió en el sostén indispensable de los estados liberales. No fue simple casualidad que poco después de concluida la guerra se aceptara en todos los países de Europa la exigencia fundamental de los agitadores socialistas desde 1889: la jornada laboral de ocho horas

Historia del siglo XX – Eric Hobsbawm

el consumo de la población había disminuido el 20 por 100 en 1943, terminó la guerra con una población algo mejor alimentada y más sana, gracias a que uno de los objetivos permanentes en la economía de guerra planificada fue intentar conseguir la igualdad en la distribución del sacrificio y la justicia social. En cambio, el sistema alemán era injusto por principio