Dumezil, Los dioses de los germanos

Se trata aquí de la división de las tierras. El círculo del mundo que habita la humanidad está cortado por golfos; grandes mares que proceden del océano exterior lo penetran. Se sabe que un mar se extiende desde el Paso Angosto [el estrecho de Jibraltar] hasta el País de Jórsala [Jerusalén]. De este mar, un profundo golfo marino va hacia el norte; es llamado el mar Negro, y separa dos tercios de la tierra. El del este se llama Ásiá, el del oeste Európá según unos, Éneá para otros. Pero al norte del mar Negro se extiende la Gran Suecia, o Fría Suecia [Rusia]. Hay quien dice que la Gran Suecia no es menor que el Gran Serkland [África del Norte]; otros la igualan con el Gran Bláland [África].
La parte septentrional de la Gran Suecia está deshabitada, a consecuencia del frío y la helada, al igual que la parte meridional del Bláland está desierta a causa del ardor del sol. En la Gran Suecia hay numerosas y vastas provincias, y también pueblos de muchas razas y muchas lenguas. Hay allá gigantes y enanos, y negros también, pueblos pasmosos de muchas especies, y también animales y dragones de espantoso tamaño.
Del extremo norte, de montañas que caen más allá de todo rumbo habitado, un río desciende a través de la Gran Suecia; su verdadero nombre es Tanais [el Don], pero era llamado antiguamente Tanakvísl [kvísl ⇒ brazo de río] o Vanakvísl; llega al agua abierta en el mar Negro. En las Vanakvisl estaba la comarca llamada Vanaland o Vanaheimr [país, patria de los Vanes]. Este río separa los tercios de la tierra: al
este, lo que llaman Ásiá, al oeste, Európá