Boecio, A consolacion da filosofia

O que Boécio nos ensina, com tanta autoridade hoje como no século VI, é que a única cultura fértil, oral ou escrita, é a que trazemos intimamente em nós, são os textos clássicos inesgotáveis inseminados na memória e cujas palavras tornam-se fontes vivas, à prova da tristeza, do sofrimento, da morte. O resto, de fato, é “literatura”.

Tolkien, Os Filhos de Hurin

Nesse ano, Túrin, filho de Húrin, ainda tinha apenas cinco anos de idade e Urwen, a sua irmã, fizera três no início da Primavera. O seu cabelo era como os lírios amarelos no prado, quando ela corria pelos campos, e o seu riso lembrava o som do regato alegre que descia, cantando, dos montes e passava pelas muralhas da casado seu pai. Nen Lalaith, assim se chamava o regato, e aspessoas da casa passaram a chamar Lalaithàmenina e os seus corações sentiram-se felizes enquanto ela viveu entre elas

Ben Macintyre, Los hombres del SAS

Era el final de nuestra campaña en África y ahora podíamos decir adiós al desierto: la soledad, el consuelo y la limpia esterilidad. Aquí, en estas pequeñas colinas y cuevas que fueron nuestros escondites, habíamos dejado huella. En unas semanas sería borrada por el viento y la arena. Aquí aprendimos a orientarnos, a urdir nuestros planes y a marcar nuestra posición; aquí nos habíamos vuelto sabios, autosuficientes y tolerantes con el estado de ánimo de los demás; habíamos madurado, habíamos desarrollado una mayor capacidad mental, habíamos descubierto nuestros temores y reacciones ante el peligro, y habíamos intentado superarlos. Nos habíamos familiarizado con las penurias y la sumisión del cuerpo a un control rígido. Aquel era el legado del desierto. No habíamos perdido el tiempo.

Ben Macintyre, Los hombres del SAS

describió el historial de destrucción de Stirling y citó las famosas líneas del Don Juan de Byron: «Era el hombre más comedido / que jamás haya hundido un barco o cortado una garganta».

Ben Macintyre, Los hombres del SAS

La noche del 8 de agosto, David Stirling se afeitó, se dio un baño, se enfundó una elegante americana de su hermano y se preparó para deleitar a Winston Churchill con todos sus encantos.
La invitación a una cena privada con el primer ministro en la embajada británica en El Cairo respondía, indudablemente, a las entusiastas misivas de Randolph Churchill, en las que narraba las hazañas del Destacamento L y su indómito líder. «Supuse que Randolph había hablado con su padre como yo esperaba que lo hiciera», decía Stirling

Le Guin, Ursula K., Los Desposeidos

Fuera del claustro está el paisaje del tiempo, en el que es posible, con suerte y coraje, construir los frágiles, provisorios e improbables caminos y ciudades de la fidelidad; un paisaje habitable para seres humanos.
Ningún acto es verdaderamente humano hasta que ocurre dentro del paisaje del pasado y el futuro. La lealtad, que consolida la continuidad del pasado y el futuro, unificando el tiempo en una totalidad, es la raíz de la fortaleza humana; no se obtiene ningún bien si se prescinde de ella.
Así, recordando los últimos cuatro años, Shevek los vio no como desperdiciados, sino como una parte del edificio que él y Takver estaban construyendo con sus vidas. Lo bueno de trabajar con el tiempo, y no contra él, pensó, es que nunca es tiempo perdido. Hasta el dolor cuenta.

Herbert, Duna

O som da voz dela era diferente do de qualquer outra voz que ele já tivesse ouvido na vida. As palavras lhe saíam luminosas. Havia nelas uma agudeza. Sentiu que qualquer pergunta que fizesse a ela produziria uma resposta capaz de alçá-lo de seu mundo de carne e levá-lo a algo maior.

Herbert, Duna

Às pessoas cuja labuta ultrapassa as ideias e invade o domínio do “real”: aos ecólogos das terras áridas, onde quer que estejam, não importa a época, fica dedicada esta tentativa de profecia, com humildade e admiração.