Lawrence, los siete…

La invalidez del pobre jerife Aid, que sin embargo seguía siendo el líder nominal, me obligó a asumir yo mismo la dirección, en contra tanto de los principios como del sentido común, ya que el arte especial de la conducción tribal, así como los detalles de los altos para comer y pastar, las rutas, las pagas, las disputas, el reparto del botín, las vendettas y el orden de marcha eran por entero ajenos al programa de estudios de la Facultad de Historia Moderna de Oxford. La necesidad de improvisar estas materias me tuvo demasiado ocupado como para poder contemplar el paisaje, y evitó que tuviera que preocuparme por el modo como asaltaríamos Mudowwara, o por el modo más sorpresivo de usar los explosivos.