Yeats, el crepusculo celta

No obstante, recitó sus poemas de buena gana. Los guardaba todos en su memoria. Algunos de ellos nunca los había puesto por escrito. Con su música salvaje como los vientos que soplan entre los juncos1, me pareció que eran la voz más íntima de la tristeza celta y del anhelo celta de cosas infinitas que el mundo no ha visto jamás