Theodor Mommsen, Historia de Roma

Siendo bravos y apasionados, no podían los pueblos de la raza itálica dejar de entrar frecuentemente en lucha, ya entre sí, ya con sus vecinos. Después, cuando el país se fue haciendo rico y la civilización fue progresando, las verdaderas guerras sustituyeron a las querellas, el pillaje se convirtió en conquista y no tardaron en nacer poderosos Estados. Pero en estos tiempos de luchas y algaras, en que por lo menos se templan los caracteres y el genio de un pueblo se desarrolla y afirma como el valor del niño en los juegos y en las agitaciones de la edad juvenil, no hubo ningún Homero italiano que escribiese una epopeya