cixin liu, el fin de la muerte

A lo largo de la historia, las desigualdades se habían manifestado principalmente en terrenos como la economía o el estatus social, pero la muerte trataba a todos por igual. La igualdad, naturalmente, no era absoluta: el acceso a la sanidad no estaba distribuido de forma equitativa, los ricos salían mejor parados de los desastres naturales que los pobres, y los soldados y los civiles tenían diferentes tasas de mortalidad en tiempos de guerra, por citar tan solo algunos ejemplos. Pero nunca antes se había producido una situación como esta: menos de una diezmilésima parte de la población podría refugiarse en un lugar seguro y dejar a su suerte a miles de millones de personas en la Tierra.
Ya en la antigüedad, una desigualdad tan evidente habría resultado intolerable, y en la actualidad lo era aún más