—Bien, bien, mi señor —dijo Eumeo frotándose las callosas manos—. ¿Qué me dices de compartir tocino, pan y vino con nosotros?
—El almuerzo no viene mal a la hora del almuerzo —rió mi tío.
blah, blah, blah…
—Bien, bien, mi señor —dijo Eumeo frotándose las callosas manos—. ¿Qué me dices de compartir tocino, pan y vino con nosotros?
—El almuerzo no viene mal a la hora del almuerzo —rió mi tío.