Silverberg, Gilgamesh rey

Entonces Ziusudra abrió todas las puertas a los cuatro vientos y a la luz del sol. Salió a la montaña, y derramó una libación, y vertió siete vasos sagrados y luego siete más, y quemó caña y madera de cedro y mirto a los dioses que le habían salvado. Los dioses olieron el sacrificio, y acudieron a gozar de él