Silverberg, Gilgamesh rey

— Tomé el significado que creí que había aquí.
— Sí, lo hiciste. Fue el significado fácil; era el significado que esperabas encontrar; pero no era el auténtico significado. -De nuevo la tierna sonrisa, tan triste, tan cariñosa. Gentilmente, dijo-: Aquí hemos hecho nuestro pacto con la muerte. Conocemos sus caminos, y ella conoce los nuestros; y tenemos nuestros misterios, y nuestros misterios nos defienden por un tiempo de la muerte. Pero sólo por un tiempo. ¡Pobre Gilgamesh, has venido hasta tan lejos para tan poco!
La comprensión me invadió. Sentí que se me erizaba la piel; me estremecí con el frío de la percepción a medida que la verdad se manifestaba por sí misma. Contuve bruscamente el aliento. Había una pregunta que debía formular ahora; pero no sabía si me atrevería a formularla, y no creía que tuviera una respuesta para ella. De todos modos, al cabo de un momento dije:
— Dime esto. Tú eres el Ziusudra: ¿pero eres Ziusudra de Shuruppak?
Respondió sin la menor vacilación. Y lo que me dijo fue lo que ya había empezado a comprender.
— Ziusudra de Shuruppak lleva muerto mucho tiempo -dijo.